Falverio y la bombilla

El que una bombilla esté obstinada en perseguirte resulta insoportable cuando uno tiene- como tiene Falverio- una terrible alergia a la luz que le hace estornudar cuando algo brillante, como el sol, se le planta frente a las narices (porque tenía dos) Sigue leyendo «Falverio y la bombilla»

Andanzas de Falverio (1)

La clase de historia que solo me interesa a mí.

El nacimiento de un tercer brazo un poco por debajo del derecho era algo sobre lo que pocas personas podían aconsejarle. Mi nombre es Falverio y, como verán, tengo tres brazos. En cualquier caso conservo intactas mis dos piernas, así que no tenemos motivos para el escándalo. Sigue leyendo «Andanzas de Falverio (1)»

Cuando escriba un gran libro

La vida de hoy en día me tiene bastante loco.  Tal vez no sea la vida y sea la edad. O tal vez tenga que asumir que sencillamente soy yo. El caso es que últimamente me cuesta muchísimo hablar de cosas mínimamente interesantes o personales. Todo lo que tenga un poso de profundidad o sensibilidad me da un poco de pereza, y me pongo a mirar cualquier cosa en la tele, a dormir o lo que sea que haga falta por no pensar. Y es bien curioso. Lo único, en teoría, que me separa de un bicho cualquiera, de un perro, por ejemplo, es que yo puedo sumar, restar, hablar sobre libros y pensar sobre mierdas. Y no lo hago. Personalmente decido no hacerlo. Es decir, quiero ser como ellos. Cosa curiosa porque ellos, en ningún momento, han mostrado el más mínimo interés en pagar impuestos, currar 40 horas y ser como yo. ¿Quiere decir esto que pensar es un error? ¿Que los animales son más felices? ¿Que simplemente no saben lo que es conformarse, ni alegrarse ni esas polleces? ¿O que simplemente no quieren ser como yo porque se han reunido, me conocen, han oído hablar de mí y, en definitiva, saben que no valgo demasiado? Preguntas, preguntas…

Me digo que no hay problema por eso. “Tú ya usas mucho la cabeza, Wolfgang, todo el rato, si estás hecho un pedazo de cerebro”, y es que me gustan los sudokus, las adivinanzas y cualquiera de esas cosas que me hagan practicar un poco con las neuronas, hacerlas bailar un rato. Pero no es ese pensar del que hablo. “Coño, Wolfgang, pues eso es pensar”. Y es entonces cuando pienso (porque eso sí que me gusta) que mi problema no es de inteligencia sino de su reverso. De la emoción y todo eso que se supone que ebulle en el interior de alguien y me hace estar bien o mal y que a mí solo me turba, me agita y me vuelve loco.

Llegará el día, con suerte, en que también yo me plante frente a una mesa y sea capaz de hablar con mis sentimientos o emociones y entender algo de lo que pasa para poder estar tranquilamente a solas sin necesidad de series, libros, adivinanzas, sudokus y todo eso. Supongo que será cuando escriba un gran libro, uno de esos que la gente lee, uno de esos que la gente entrevista. Y cuando me pregunten por mí, por mis inquietudes y mi vida me quedaré en blanco, afónico. 50.000 palabras vertidas en un libro y ahora el autor es incapaz de decir una mierda, de defenderlas. Dándose cuenta- él y todos- de que en realidad no tiene nada que decir. O tal vez de que tenía que hablar con otra gente y no con el público, justificarse ante otros. Que quizás esa novela no tiene ni tendrá sentido, y lo que en ella ha dicho- lo que en ella diré- será lo que tendría que haberte dicho.

Despertar en blanco

Con la misma facilidad con la que creo, destruyo. Y todo el valor que se pone en la primera se magnifica todavía más con la segunda. Esa extraña importancia que tienen las cosas que se han perdido, por culpa propia, ajena o vital, y que, a buen seguro, ni volverán ni tampoco quiere uno verlas de vuelta. Tachar los nombres de la agenda y dejar correr la llamada hasta que se apaga y se hunde uno, otra vez, en el cómodo silencio al que se ha acostumbrado, una vez que uno descubre que eso de que vida solo hay una es una puta mentira inventada por gente sin dos dedos de frente, que no se dan cuenta que lo único que mantiene la sangre fluyendo es el cambio que hace que esta no aguante estar demasiado tiempo regando el mismo lugar. Y, precisamente, porque vida hay más que una, dejo correr el teléfono, pensando en los destrozos que tanto valor tienen de mi antigua vida mientras construyo una nueva y descubro que, probablemente, no he aprendido lo más mínimo de las anteriores. Y pienso que tampoco lo aprenderé de esta.

A tiro limpio contra Boris Vian

Análisis de A Tiro Limpio, la primera novela de Boris Vian.

A Tiro Limpio contra Boris Vian

El inimitable autor Boris Vian siempre parece tener algo que sacar de su interior, con una imaginación desbordante. Es un poco lo que sucede en A Tiro Limpio, su primera novela, en donde le autor ya muestra una clara tendencia por el mundo alucinógeno y delirante de las historias paralelas, los argumentos con doble sentido y los personajes disparatados.

Como puedes ver, el surrealismo está presente. Ahora bien, no le animaría a nadie a gastarse el dinero en este libro. Aunque A Tiro Limpio sea una estupenda ópera prima al introducir gran parte de los elementos narrativos de un autor tan destacado, es un libro bastante insoportable.

Parece escrito en una tarde o en un delirio. En general, pese a ser extremadamente corto, es un libro que parte de un juego surrealista que no hace otra cosa más que aburrir al lector por ser incomprensible. Está ya el germen de lo que sería un gran autor de las letras francesas del silgo XX, eso sin duda, pero aquí están presentes, también todos los errores de su juventud.

Por eso, si lo que te apetece es leer un libro que sea realmente loco, estridente y disparatado, este es tu autor, pero esta no es tu obra.

De hecho, parece que el propio Boris Vian, en uno de sus proféticos gestos que parecían caracterizar su vida, ya dio a entender que el destino de su novela no estaría al mismo nivel que el resto de su obra, cuando escribe:

“Cuando el conde concluyó su informe, el mayor Loostilo pronunció una palabra, un comentario, un resumen. La palabra clave, en fin. Dijo:

-Bien- Y tras un silencio añadió-: Aunque es posible que me equivoque.”

A mi entender, el bueno de Vian también se equivocó. Un error que, estoy seguro, sabremos perdonarle.

Inicio del blog en el mundo de la literatura

Este tipo de cosas siempre parecen exigir una justificación. Presentar al artífice y decir quién es, de dónde viene y por qué motivos se ha decidido a escribir. Sencillamente diré que me llamo W. y que la literatura es una de mis principales inquietudes. Con ese objetivo nace este espacio y con vistas a poco más continuará. Espero poder contagiaros mi interés por la lectura. Invitando a todo el mundo a participar, a comentar y a dar su punto de vista. Las introducciones, si breves, dos veces buenas. Sencillamente os presento Los libros de W.